RAYMOND ESTAGE NOEL “CAYUQUI”
Nació en Buffalo, N.Y. en el año de 1933.
Se le puede describir como una persona de carácter impulsivo, apasionado de las culturas y entusiasta, a veces incomprendido por su entusiasmo y en ocasiones desilusionado por la falta de apoyo a sus proyectos en los que procura mantener la esencia de cada cosa sin que sufra alteraciones y adaptaciones “modernas”.
La mayoría de la gente lo reconoce, o como el mismo lo dice “en Atlixco solo revivo en septiembre porque la gente piensa que hablar de Cayuqui es hablar de Atlixcayotl y no saben o no creen que yo tenga otros estudios, realizado otros trabajos importantes y para mi desgracia solo me encasillan en septiembre como un libro de biblioteca que me bajan del estante cuando me necesitan, sacan de mi información y me vuelven a guardar hasta el momento o mes que recuerdan que tengo información”.
Cuenta Cayuqui que inicialmente su meta era llegar hasta Guatemala (lugar donde recibió el nombre de Cayuqui) y en su camino por el rumbo de Chipilo conoció al Sr. Daniel Salas, en ese entonces Jefe de Tránsito quien lo trajo a Atlixco y lo presentó al Sr. Juan Durán, gustoso de conocer nuevas culturas se fue a Oaxaca; sólo estuvo en ese entonces 20 minutos en Atlixco pero eso le bastó para conocer el parque y el pequeño centro, nunca supo el nombre del lugar donde estuvo por lo que, cuando conoció al Sr. Ezequiel Malpica y le dijo que se viniera a Atlixco, confundió el nombre de Atlixco con el de Jalisco pensando inmediatamente en Charros. Llegando a Atlixco reconoció el pequeño parque que un año atrás le dio cobijo y decidió quedarse a vivir acá. Alquiló en el cerro de San Miguel una casita de tepetate rosado y adobe y desde los peñascos podía contemplar la ciudad y ver pasar el tren que cruzaba la ciudad.
Su manera tan improvisada e impestiva de llegar a la ciudad tomó de sorpresa a los lugareños que lo desconocían y comenzó una leyenda de que en el cerro se aparecía un hombre de negro por los peñascos que deambulaba por ahí, motivo por el cual se comenzó con la creencia de que era el diablo o el “hombre de negro” al que le daban su alma a cambio de dinero. Cuando Cayuqui se volvió a ir a otra ciudad, dejaron de verlo, pero la creencia arraigó tanto que aún en día se sigue contando tal historia.
Dentro de su historial académico, Cayuqui, el “Padre del Atlixcayotl” -como se le ha dicho- aprendió Dibujo de Modelos Vivos en el Instituto de Arte de Búfalo dos años después de la Segunda Guerra Mundial, aunque con antelación, en el 36, practicó danza acrobática, moderna e interpretativa así como Tap. También en el 47 estudia actuación y dirección con Jane Keeler y un año más tarde termina sus estudios en Antropología Cultural en la Columbia University, donde aprende la elaboración de documentales de Corto Metraje.
Ya asentado en el país, hacia 1983 recibe clases de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Puebla. Sus investigaciones etnogeoráficas abarcan más de 145 comunidades indígenas mexicanas, eso lo hace conocedor apasionado de una cultura que para otros pudiera representar “atraso”.
Ha tenido cargos como dibujante etnogeoráfico del Departamento de Planeación e Instalación del Museo Nacional de Antropología, investigador de danza indígena del gobierno del estado de Oaxaca, jefe fundador del departamento de investigaciones de teatro indígena de la Escuela de Arte Teatral de Puebla, así como investigador de artesanías BANFOCO y diseñador y guionista de literatura oral indígena en Veracruz, entre otros.
“Con algunas gotas salinas apunto de brotar de los verdes ojos recapacita su a veces penosa relación con el gobierno: “Esta medalla es símbolo del apoyo oficial que antes no tuve, aunque siempre supe que contaba con el apoyo del pueblo”.
Dice haber encontrado aquí la libertad que en su país, Estados Unidos, no encontró: libertad sobre todo en el plano cultural diferente a la política de aquella nación donde la vida está orientada a obtener fines.
Para sí recuerda la insistencia de que estudiara a la gente de ciudad no a los indígenas: “pero a mí no me interesa estudiar ecos de lo que sucede allá – EUA- como en esa época era el Rock and Roll; me gusta lo bello, lo interesante de las ideas no muertas”. Finalmente no “gringo”, pues le llama a su ciudadanía “libertad”: “no me gusta que me digan gringo, porque ni los gringos me ven como gringo”. El “Míster” es lo que le repugna.” Texto tomado de Columna 8 por Eduardo Pérez Jardines.
Realizó por primera vez lo que llamó en ese entonces la “Fiesta de Danza Regional Atlixcayotl” en lo que conocemos como “la escalera ancha” el día Lunes 20 de Diciembre de 1965, invitando al público en general a este encuentro de danzas.
Por su labor y ayuda a la preservación de las culturas y costumbres atlixquenses en el 2003 el H. Ayuntamiento de Atlixco le reconoció oficialmente en un acto efectuado en Palacio Municipal, develando una placa en honor de el hombre que se siente atlixqueño: “Cayuqui”, junto con los nombres de los fundadores de nuestra Gran Fiesta Atlixquense el “Huey Atlixcayotl”.